La leishmaniosis es una enfermedad infecciosa que afecta tanto a los perros como a los seres humanos (y es, por tanto, una zoonosis), pero no es contagiosa.
Los diferentes nombres que se dan a esta enfermedad como leishmaniosis cutánea, mucocutánea, visceral, tegumentaria, calazar pueden resultar confusos.
Pero sepa que, aunque todas están causadas por parásitos del género Leishmania y transmitidas por el mosquito de la paja, no son la misma enfermedad.
Leishmaniasis tegumentaria y visceral: ¿cuál es la diferencia?
La Leishmaniasis Tegumentaria es también llamada Cutánea o incluso «úlcera de Bauru» y tiene una variante llamada Leishmaniasis Mucocutánea; mientras que la Visceral es conocida como Calazar. Tenga la seguridad de que se lo vamos a explicar todo.
Para empezar, es importante que entiendas que los casos de Leishmaniosis Tegumentaria en perros son muy raros y casi todas las veces que oigas hablar de esa enfermedad en perros, debes saber que se están refiriendo a la Leishmaniosis Visceral Canina.
Lo que diferencia las formas de la enfermedad es el parásito que se introducirá en el cuerpo del huésped.
Parásitos de la leishmaniosis
La manifestación de la enfermedad dependerá del protozoo que se encuentre en el cuerpo del mosquito, el cual, a su vez, picará al perro o al humano y provocará diferentes síntomas.
La leishmaniasis visceral está causada por los parásitos Leishmania chagasi, L. infantum o L. donovani, que son parásitos del mismo género (Leishmania), pero tienen orígenes diferentes.
Diferencias de transmisión
También hay diferencias en la transmisión. En la leishmaniosis cutánea, los parásitos pueden alojarse en roedores salvajes, osos hormigueros y perezosos.
La manifestación de la leishmaniosis visceral, en cambio, es muy frecuente en los zorros de campo y, en el medio urbano, en los perros. De este modo, quienes vivan cerca de bosques que tengan estos animales deberán extremar las precauciones.
¿Cuáles son los síntomas de la leishmaniosis tegumentaria?
La leishmaniosis tegumentaria (LT) también se denomina cutánea porque provoca heridas en la piel, tanto en humanos como en perros. Las llagas son redondeadas, con bordes elevados y puede aparecer una llaga o varias, dependiendo del número de picaduras.
Empiezan siendo indoloras y pequeñas y pueden evolucionar, volviéndose más rojas, más grandes y tardando más en curar. En los perros, pueden parecerse a los tumores.
Forma mucocutánea de la leishmaniosis
Existe una forma menos común de leishmaniosis tegumentaria, pero más grave, que es la forma mucocutánea.
Va más allá de la capa superficial de la piel y alcanza las membranas mucosas, causando úlceras y deformidades de las vías respiratorias: nariz, boca, lengua, garganta y, a veces, la parte superior de los pulmones.
¿Cuáles son los síntomas de la leishmaniosis visceral?
La leishmaniosis visceral es menos común en humanos (suele afectar a niños de hasta 10 años y a adultos con enfermedades que deprimen la inmunidad del organismo), pero es más frecuente en perros. Este tipo es más grave, ya que afecta a varios órganos del cuerpo.
En el ser humano, la leishmaniosis visceral provoca fiebre intermitente, debilidad, pérdida de apetito, anemia, aumento del bazo y del hígado, afectación de la médula ósea, problemas respiratorios, diarrea, hemorragias en la boca y en los intestinos.
En los perros, además de los síntomas mencionados anteriormente, los síntomas de la leishmaniosis visceral canina incluyen:
- Uñas enormes y almohadillas (almohadillas de las patas) ásperas y rugosas;
- Descamación de la piel y caída del cabello;
- Lenguas y llagas en el cuerpo, las orejas y el hocico;
- Parálisis de las patas traseras;
- Hemorragias nasales;
- Enfermedades oculares;
- Insuficiencia hepática, renal y de otros órganos.
¿Cómo tratar a mi perro?
Cuando se diagnostica una leishmaniosis cutánea o visceral, el perro debe ser aislado de otros animales y debe comenzar el tratamiento lo antes posible.
El tratamiento requiere protocolos compuestos por varios fármacos que inhiben la progresión de la enfermedad y disminuyen la carga de protozoos en el organismo del perro, lo que ayuda a combatir los síntomas.
¿Cómo prevenir la leishmaniosis?
La principal forma de prevenir la enfermedad, tanto para ti como para tu mascota, es mantener alejados a los mosquitos, especialmente si vives cerca del bosque
El mosquito suele reproducirse en ambientes cálidos, húmedos y con materia orgánica. Por lo tanto, intente
- Hacer que el entorno sea higiénico, como la limpieza de los patios, la eliminación adecuada de los residuos orgánicos, evitar el almacenamiento de abono orgánico, desbrozar los terrenos baldíos, etc.
- Instale mosquiteras de malla fina en las ventanas y mosquiteras en las camas. Recuerda que el mosquito de la paja es diminuto, del tamaño de una cabeza de alfiler.
- Desintoxicar la casa.
- Además de los cuidados en su casa, es importante poner los collares para perros u otros productos que tengan acción repelente e insecticida.
- Pasea a tu perro durante el día. El mosquito de la paja sale de su refugio para alimentarse en los momentos más frescos, como el atardecer y la noche.
¿Existe una vacuna contra la leishmaniosis?
En cuanto a la inmunización contra la leishmaniasis cutánea y visceral en humanos, los laboratorios siguen en pruebas en busca de una vacuna eficaz.
Para los perros, las noticias son favorables. Existe una vacuna contra la leishmaniosis visceral canina, que es opcional, pero muy recomendable para contener la propagación de la enfermedad.
Puede administrarse después de que el perro alcance los 4 meses de edad. Después de eso, debe administrarse una dosis de refuerzo anual.