La rabia es una enfermedad extremadamente peligrosa y mortal. Por ello, conocer los síntomas de la rabia canina y saber cómo prevenirla es esencial para proteger la vida de su perro.
Por lo tanto, entienda ahora todo sobre esta enfermedad, cuáles son los síntomas de la rabia canina y cómo prevenirla.
¿Qué es la rabia canina?
La rabia es una enfermedad transmitida por un virus del género Lyssavirus, que tiene una tasa de mortalidad muy alta (casi el 100%) y por eso asusta tanto.
Se trata de una zoonosis (enfermedad que puede transmitirse de los animales al hombre) y, por ser los principales transmisores de la enfermedad a los humanos, los perros están muy vinculados a la rabia. Sin embargo, otros mamíferos también pueden infectarse, como los gatos y los animales salvajes.
Transmisión de la rabia canina
Los principales transmisores de la rabia a los perros y gatos son los animales salvajes, como los monos, las zarigüeyas y los murciélagos.
Al morder, intercambiar secreciones o hacer otro contacto sanguíneo, el virus llega al sistema nervioso periférico del animal, que transmite la rabia canina. A partir de ahí, el virus prolifera hasta migrar al sistema nervioso central, el cerebro.
Como uno de los síntomas de la rabia canina es la agresividad, el animal comienza a morder y arañar a otros seres, aumentando el contagio.
Síntomas de la rabia canina: aprenda a identificarlos
La imagen que mucha gente tiene cuando se habla de la rabia canina es la de un perro «echando espuma» por la boca o babeando y agresivo, pero estos no son los únicos síntomas de la rabia canina.
La enfermedad pasa por diferentes etapas, con síntomas específicos. El periodo de incubación del virus es de tres a seis semanas después de la infección, y después de ese tiempo, la persona infectada empieza a mostrar síntomas, según las etapas de la enfermedad:
Fase prodrómica
En esta primera fase de la infección comienzan a aparecer los síntomas. Notará un cambio en el comportamiento del perro:
- Se vuelve desobediente
- Tendrá malestar y dolor de cabeza
- Puede tener dolor de garganta
- Muestra vómitos
- Roe madera y otros objetos inusuales.
La enfermedad se desarrolla rápidamente, con una primera fase que ocurre entre 1 y 3 días.
Fase encefálica
La segunda fase se convierte en una encefalitis, con un cuadro inflamatorio del sistema nervioso central del perro. Lo tendrá:
- Fallos de coordinación motora
- Dolor de cabeza intenso
- Cansancio extremo
- Falta de apetito y sed
- Comportamiento muy agresivo, atacando y mordiendo a personas y animales (y por tanto contaminándolos), objetos e incluso a sí mismo, provocando heridas por todo el cuerpo
- Salivación excesiva y espumosa.
Esta fase dura alrededor de un día y luego evoluciona a la última fase.
Etapa final
En tan sólo 48 horas, los síntomas de la rabia canina evolucionan hacia fases extremadamente graves:
- Convulsiones
- Parálisis del cuerpo
- Coma y muerte, que puede ocurrir hasta en dos semanas.
Tratamiento y diagnóstico de la rabia canina
Por desgracia, se considera una enfermedad incurable y puede matar hasta el 100% de los animales o personas que la contraen.
Dado que los síntomas de la rabia canina se desarrollan muy rápidamente (en pocos días el perro ya está muy debilitado), no hay nada más que pueda hacerse para revertir la situación.
De este modo, no hay tratamiento para la enfermedad y el examen para detectar la rabia canina sólo se realiza post mortem, es decir, el diagnóstico sólo llega tras la muerte del perro, con una evaluación del tejido cerebral.
Por tratarse de una zoonosis y para frenar el sufrimiento del perro, la eutanasia puede estar indicada cuando se observa muy claramente la manifestación de los síntomas.
¿Existe una vacuna para la rabia canina?
Vacuna antirrábica
Es necesario asegurar la prevención de la rabia canina en los cachorros, a partir de los cuatro meses de edad. Luego, la vacuna antirrábica debe administrarse en dosis anuales.
Para asegurarse de que su mascota recibe las vacunas adecuadas, llévela siempre al veterinario. Las dosis anuales son tan importantes como las que se administran en los primeros meses de vida, y también pueden prevenir el moquillo, el parvovirus canino y muchas otras enfermedades.