Las bodas, son ocasiones especiales y de bendición. Para todos los cristianos, evoca la unión espiritual y física de los esposos. Se formará así, como corresponde un núcleo familiar, con la figura del padre, la madre y el hijo, los cuales ante los ojos de Dios y el espíritu santo quedarán para toda la vida. Los matrimonios son parte de la sociedad en cuanto a su expectativa reproductiva en amor y fe. Por ello, es imprescindible tener en cuenta su espacio espiritual y la emoción y sentimiento que evocan en su haber. Finalmente, la familia, que se generó en esos novios, casados y que ahora procrean al mundo, traen consigo una carga de sacralidad única. Es así como cada situación merece ser recordada y conmemorada por su especificidad y acá te mostramos cómo hacerlo.
El principio es el de las bodas, donde el amor surge como en el caso de Adán y Eva, entre hombres y mujeres. Sin embargo, suele ser difícil encontrar un buen regalo para bodas que represente ese vínculo. Muchos regalan cosas y objetos sin mayor significado, electrodomésticos, ropa, utensilios de cocina, etc. Pero ¿qué hay de algo que trascienda? ¿Qué deslumbre y resalte el amor y bienestar de un hogar? Para ello hay que buscar una bendición o sus sinónimos. La opción infalible son las Bodas de Caná, que sirven de ejemplo bíblico para la santificación del matrimonio como institución sacramental.
El pasaje de las Bodas de Caná relate pictóricamente el primer milagro que realizó Jesús en medio de una boda en la ciudad de Caná, Galilea. En dicho evento, Jesús transformó el agua en vino para suplir a la boda. De allí, la ofrenda de convertir el agua en vino, con base en la acción de Jesucristo. Las bodas de Caná transmiten, además de la importancia del matrimonio, el hecho de que la verdad de la familia se escribe en la revelación hecha por Dios y la historia de la salvación de los hombres y sus familias.
Las bodas de Caná son para los matrimonios y novios lo que la Sagrada Familia, en todas sus representaciones, para las familias y hogares. Tradicionalmente, las imágenes y reproducciones de La Sagrada Familia son de los mejores regalos que se le puede dar a quienes conforman un hogar o reciben la bendición de un hijo. La Sagrada Familia, en todos sus formatos, se entiende en todos los gustos ya que evoca la figura de José (Padre), María (Madre) y Jesús (hijo). En ella se integra el núcleo de un hogar sano y bendecido. Además de ser un regalo perfecto para una ocasión especial como boda, compra de una casa propia, mudanza a una nueva, nacimiento de un hijo o el compromiso de parejas.
Si la ocasión es conmemorar el tiempo del matrimonio, renovar votos o santificar de nuevo una alianza, quizás las Bodas de Caná no sean el regalo indicado, en ese caso, te sugerimos pensar en la Cruz de los Esposos. Ella pretenda reafirmar y reforzar, mediante su presencia en un hogar, la unión por 25 o 50 años de matrimonio. Esa ocasión especial que se hace de plata, de oro y que es para toda la vida.
La Cruz de los esposos, refuerza al matrimonio como sacramento y acto de voluntad mediante el cual el hombre y la mujer se entregan mutuamente a una alianza irrevocable para constituir el hogar marital ante Dios. El sacramento del matrimonio que ha sobrevivido tantos años significa la duración de la unidad del hombre y la mujer en uno solo “Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa. Y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separa el hombre.” (Marcos 10:6-9).
La importancia de la familia trasciende cualquier tiempo y espacio ya que, en la creación, Dios bendijo a los primeros habitantes de la tierra, quienes se conformaron en familias y de allí provino la labor de Adán y Eva para fructificar y multiplicar henchid al mundo. De allí, que la familia no sea entendida como un núcleo social únicamente sino como espiritual y que, La Sagrada Familia represente el designio de Dios de agrupar hombres y mujeres para conformar hogar. Ello se transmite en los Diez Mandamientos “Honrarás a tu padre y a tu madre para que tus días en la tierra se alarguen que Jehová, tu Dios, te da.” (Quinto Mandamiento).
En el caso del nacimiento de un hijo o hija, siempre se recomienda invocar el Salmo 127:3 “Los hijos son un regalo del Señor; los frutos del vientre son nuestra recompensa.” Si los padres del recién nacido no lo han hecho, una tarjeta o una inscripción con el salmo. Eso más la Sagrada Familia son un regalo perfecto para tus seres queridos.
Si buscas felicitar a una madre por su hijo, bendecir su hogar y su familia, existen diversas formas, pero, citando “Corona de los viejos son los nietos y honra de los hijos son sus padres.” (Proverbios 17:6). En un hogar, la recepción de los niños es siempre un motivo de alegría. Ahora, durante tiempos de incertidumbre, la mera existencia de la familia es motivo de celebración. Por ello, las madres, con ese amor puro y eterno, que siempre supera los obstáculos, es en ella donde reside el núcleo duro de la familia, en su bondad, alegría, en la sagrada naturaleza.
El rol de las madres es bien recordad, pero la maternidad, es amor. La virgen con un niño y un angelito, en cualquiera de sus presentaciones no solo rememora cómo María lloró y sintió a Jesús en la cruz y en vida, sino el calvario de la maternidad. Las risas, preocupaciones, el pasar del tiempo, el amor incondicional de madre se adapta a cualquier circunstancia “Cuando la mujer está para dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño haya nacido en el mundo.” (Juan 16:21).
Las bendiciones en el hogar y la familia siempre pasan por la fe. La fe que tenemos en quienes amamos, el deseo en su bienestar y que todo lo bueno les ocurra. Sin embargo, una buena forma de demostrarlo es a través de evocar esos espacios donde se vivirán días de sol y de lluvia, risas y lágrimas, con la presencia de Dios y la bondad de su creación. Sean novios jóvenes (Bodas de Caná), matrimonios consolidados y ávidos de renovación (La Cruz de los Esposos), familias que se agrandan o se mudan (La Sagrada Familia) e incluso recordar ese amor de madre que es único (Virgen con Niño y Angelito), hay una participación sacra para ello. El amor no es el objeto sino la intención con la que se entrega.