La anestesia para perros es necesaria para realizar una serie de procedimientos médicos. La castración de perro y otras cirugías sólo se hacen con la sedación completa del animal para evitar que sienta cualquier molestia. Hasta los procedimientos más sencillos necesitan la anestesia: a diferencia de los humanos, no es posible dejar a un perro totalmente inmóvil para hacer una limpieza de dientes, por ejemplo. Sin embargo, la anestesia para el perro genera muchas dudas y asusta incluso a los tutores más experimentados. ¿Cuál es la mejor opción: anestesia inyectable o inhalatoria?, ¿el perro puede tener complicaciones debido a los componentes de la anestesia?, ¿qué cuidados son necesarios cuando el perro es mayor?
Anestesia para perros: efectos y riesgos del procedimiento
Por más que sea necesario en algunos momentos, es importante entender los riesgos y efectos de la anestesia en el perro. El objetivo de esa técnica es mantener a los animales inconscientes e inmóviles durante el procedimiento en cuestión, que puede ser desde una simple castración o limpieza de sarro hasta una situación de emergencia, como en caso de accidentes. En casos menos invasivos, como la retirada de suturas, existe la opción de aplicar sólo una anestesia local, sin necesidad de hacer que el animal se duerma, pero todo depende del comportamiento del perro.
Antes de todo, siempre es muy importante buscar una clínica veterinaria que esté cualificada y capacitada para atender cualquier complicación. Eso porque hay, sí, algunos riesgos en la aplicación de la anestesia en el perro (aún más si es inyectable). El anestésico actúa, principalmente, en el sistema nervioso central del perro, lo que puede desencadenar situaciones como cambios en la oxigenación del cuerpo, arritmias, alteración de la presión sanguínea e incluso hipotermia. En otros casos, el perro puede tener una reacción inesperada a los componentes de la anestesia.
Los riesgos de que eso ocurra son muy bajos, incluso porque los veterinarios toman algunas medidas para evitar complicaciones o para actuar rápidamente en caso de que ocurra algo. Por ello, es importante saber que los peligros existen. La anestesia para el perro también puede generar reacciones en el postoperatorio, como náuseas, tos y postración. En caso de que esto ocurra, es importante llamar al veterinario responsable de la cirugía para que le oriente.
¿Anestesia inyectable o inhalatoria?
Esa es una pregunta que puede generar muchas dudas, ¡entonces vamos allá! La anestesia inyectable para perros es la más tradicional, donde el perro recibe la anestesia a través de un catéter intravenoso. Es decir, se aplica a través de una aguja que reproduce la anestesia directamente en la corriente sanguínea del paciente, haciendo que se duerma después. En la anestesia inhalatoria, el perro necesita inhalar el medicamento a través de una intubación. Es una opción más fácil de controlar, ya que el anestesista tiene la facultad de aumentar o disminuir la intensidad de la anestesia en caso de que sea necesario.
En general, la gente suele preferir el modelo inyectable, principalmente por su bajo coste, pero es importante señalar que la anestesia inhalatoria puede ser la mejor alternativa en casos concretos. Algunos ejemplos que se recomiendan para ese segundo tipo de anestesia: perro anciano, obeso, con problemas cardiológicos o antecedentes de enfermedades. Si su perro forma parte de algunos de esos grupos, vale la pena considerar la opción inhalatoria por seguridad.
La anestesia en perro inyectable es mucho más accesible, y es precisamente por eso que muchos tutores acaban optando por ella. Pero, aunque es más cara, la anestesia inhalatoria para perros es una opción mucho más segura, ya que ante cualquier signo de complicación, es posible reducir el fármaco inhalado por los perros y revertir la situación.