La Gruta Teotihuacán

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Para rememorar el México prehispánico en Teotihuacán, donde los hombres según los mitos se “convertían en dioses”, y degustar platillos ancestrales y regionales con base en recetas tradicionales, el restaurante La Gruta ofrece una experiencia culinaria singular.

Texto y fotos: Ludmila Holkova

Uno de los lugares majestuosos y místicos en México, de los que tanto abundan en esta “elegida tierra” del México antiguo, es Teotihuacán (o Teotihuacan), la antigua ciudad prehispánica más importante de Mesoamérica, que en náhuatl quiere decir “Lugar donde los hombres se convierten en dioses”, “Ciudad de los dioses” o “Ciudad del Sol”, edificada en todo su esplendor en el periodo clásico, aproximadamente entre los siglos II al XIII de nuestra era.

Visitar Teotihuacan, la  “Ciudad de los dioses”, es asombrarse de las majestuosas y enigmáticas construcciones de sus pirámides, del hermoso Palacio de Quetzalpapalote con sus increíbles pinturas murales decorando sus paredes con colores vivos como si hubieran sido pintadas hoy con su emblemático mensaje; el Templo de Quetzacoátl o de la Serpiente emplumada; la Calzada de los Muertos y todo el conjunto de  construcciones a su paso, requiere de energía no solamente mental sino también física para poder apreciar y absorber este esplendoroso pasado.

Y el lugar donde luego recuperar la energía vertida en recorrer este enigmático lugar,  sin duda lo constituye La Gruta Teotihuacán.

Obra de la naturaleza

La Gruta Teotihuacán se ubica al frente de la Pirámide de Sol, la entrada 5, el acceso principal a la gran pirámide, y que está aquí como el desafío de la naturaleza a la obra del hombre o, mejor dicho, se acompañan una a la otra ya que ambas son majestuosas.

Es una cueva de origen volcánico cuya grandeza es la obra de la naturaleza en todo su esplendor. Luce hermosa arquitectura, creación de la naturaleza con sus pliegues en la  piedra que cubren su bóveda. Las paredes de la gruta, las cuales le dan el toque de misticismo junto con la luz que penetra a través de los orificios de la bóveda adentro con  su  impresionante entrada, develan desde arriba toda su dimensión y belleza.

Y gracias a haber sido convertida en un restaurante constituye una invitación para bajar a su interior y disfrutar además de sus ricos platillos, envuelto todo en un ambiente místico, ya que al ingresar se apodera de uno la admiración por la majestuosidad del espacio y como persona te sientes, al menos en lo personal me ocurrió así, insignificante como al estar al pie de la gran pirámide.

Su historia se remonta a los tiempos de los antiguos teotihuacanos, cuando parece fue utilizada como depósito de las semillas.

Porfirio Díaz y su comedor

Hasta al principio del siglo XX, durante el rescate de la zona arqueológica y la visita en el año 1906 del entonces del presidente Porfirio Díaz, la gruta fue adaptada como un  comedor, lo que dio posteriormente la pauta para convertirla en un restaurante que abrió su puerta a los visitantes en el año 1920, y desde 1926 a la fecha opera una familia en tercera generación, la cual con orgullo se mantiene fiel a las tradiciones como a la cocina tradicional mexicana y, especialmente, la comida típica de la región, sin olvidar además a los visitantes nacionales y extranjeros, para adaptar la comida a los diversos gustos.

Aunque lo que más impacta es el esfuerzo de los dueños del restaurante por conservar el ambiente y el servicio apegado a las tradiciones del lugar en su más original forma,  empezando por las materias primas para la preparación de los diferentes platillos.

Al respecto, todas las materias primas para la preparación de los platillos provienen de la región bajo el estricto régimen de cultivo, como el maíz criollo, para asegurar que dicho proceso sea de la más alta calidad desde su origen, es decir, desde las semillas hasta  el plato completo. De la misma manera el restaurante se surte de vegetales de su propia huerta, como acelgas, zanahorias, rábanos, cetas, habas y otros, todo con el sello de productos ciento por ciento orgánicos, orgullo del restaurante.

Otra de las cualidades del restaurante es rescatar las recetas prehispánicas de la región y ofrecer sus platillos a los visitantes en su forma ancestral, como el “caldo de maíz”, “tamal de xoconostle“, y otros.

Preservar las tradiciones

Otro aspecto que llama la atención es el uniforme de los meseros inspirado en el lugar. La dueña nos comentó, por ejemplo, que el mandil simula una pirámide, y que el restaurante eligió para la confección de dicha prenda a la etnia mazahua, cuya población  radica en el Estado de México y conservan sus costumbres ancestrales, entre ellas la elaboración de diferentes prendas, empezando desde la siembra, obtener el hilo de la planta y luego proceder con su confección.

Los uniformes terminados son entregados al restaurante por los mazahuas a través de un ceremonial que tiene por objeto asegurar buena presentación y buena energía.

Para disfrutar una buena comida en este mágico lugar se recomienda empezar con  refrescantes bebidas. Una de ellas es mezcalito “tejuino” o  “latir corazón”,  al cual también llaman la “bebida para los dioses”, que se recomienda sólo por su nombre y luego por el rico sabor que no defrauda a ninguno.

Si el visitante llega al restaurante el sábado o domingo puede, además de los deliciosos platillos, disfrutar también la presentación del ballet folclórico “Estampa de México” con la   “danza azteca”,  “danza del fuego”  o tradicionales bailes de Veracruz o Jalisco.

Y después del buen plato principal probar unos deliciosos postres, como pastel de chocolate con harina de amaranto, servidos en la charola de pizarra y encender la vela  en la mesa para llenarse de energía, para luego depositarla encendida en el espacio al  fondo de Oztotl o la Gruta, como ofrenda a nueva vida, ceremonia de la cual cuenta parte de la leyenda que el restaurante orgullosamente conserva y se la ofrece a sus visitantes.

 “que en la Gruta el visitante desciende de nuevo

a las entrañas de la tierra para llenarse de energía

y sentir fluir de nuevo la vida al encender

el fuego como símbolo de renovación.”

*Hermoso y mágico lugar, Oztotl o la Gruta, la Gruta de Teotihuacán con mucha historia, esmerada atención a los visitantes, menú con muchos platillos, entre ellos de sabor ancestral. Abierto todos los días de las 11am a 7 pm. Recibe a sus visitantes con su  tradicional y cálida atención en un ambiente lleno de magia.

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